La paz de Dios
Comparto esta historia que leí en el Aposento Alto del mes de septiembre de 2013. Una historia muy conmovedora pero también llena de esperanza y confianza. "Varios meses antes de casarme, mi madre enfermó gravemente. Mi hermana menor y yo pasamos muchos días y largas noches con ella en el hospital. Un día, cuando más triste me sentía, caminé temprano en la mañana buscando un lugar para estar con Dios. Cerré mis ojos y empecé a hablar con Dios y a llorar por la condición de mi madre. En medio de mis gemidos y el cantar de los pájaros mañaneros escuché claramente la voz del Espíritu Santo diciendo: ¿Confías en mí, pase lo que pase? En medio de mi llanto dije, "Sí Señor, confío en ti." Luego de pronunciar esas palabras, experimenté una preciosa y profunda paz. La misma se mantuvo en mi corazón aun cuando tuve que ver partir a mi madre hacia la morada eterna. ¡Qué hermoso es saber que Dios siempre extiende su mano para sanar nuestras heridas! Dios está escuchando.