Un nuevo comienzo
Recientemente, luego de 50 años de trabajar para la misma institución, decidí acogerme a la jubilación. Fueron 50 años de satisfacciones y logros. Comencé en esta institución educativa con tan solo 22 años de edad. Hoy, a mis 72 años, siento una gran felicidad porque sé que dejé huellas positivas en mis alumnos a través de tantos años. Estoy segura de ello porque amaba mi trabajo, amaba a mis alumnos, fui leal a mi institución, respeté a mis colegas y siempre di lo mejor de mí. Fui muy responsable manteniéndome al día en conocimientos y destrezas para llevar a mis alumnos una educación de calidad. Pero lo más importante de todo es que siempre respete sus diferencias individuales y les ofrecí cariño a través de cada lección impartida. Gracias a todos por permitirme entrar a sus vidas a través de la enseñanza de materia y valores. Hoy, es un nuevo comienzo, emprendo nuevos caminos, sigo adelante con la ayuda de Dios.