El otro día conversaba con una persona sobre un tema que a un gran número de personas no les gusta tocar: la muerte . Le pregunté a esa persona: ¿Si supieras exactamente la fecha de su muerte, qué harías? No lo pensó mucho y aunque nos reímos un rato por su contestación, luego en la noche, cuando estaba en mi hogar, reflexioné sobre ello y decidí escribir sobre el tema. La contestación fue: “Me iría a todos los bancos de mi país y haría un montón de préstamos, con ese dinero me iría de compras por todo el mundo, comería de todo, viajaría por todo el mundo y pensaría en mi bienestar, claro también me compraría el mejor carro y mucha ropa, en fin disfrutaría cada segundo hasta la fecha de mi muerte.” ¡Dios mío! Esa fue una respuesta irresponsable. En todo momento fue notable su tendencia en satisfacer las necesidades y anhelos personales. Jamás mencionó la parte espiritual, hacer el bien a otros, su familia, darse a los demás, acercarse más a Dios, hacer algo por alguien que tuviera