Recuerdos...
Los seres humanos recordamos
momentos de nuestras vidas, que no importa el tiempo que haya pasado, vienen a nuestra memoria cuando menos lo
imaginamos. Pienso que esto es así porque
fueron momentos que nos marcaron.
Algunos de forma positiva y otros que nos enseñaron lecciones muy valiosas
para seguir adelante. Ayer, por ejemplo, muchos recuerdos acudieron a mi mente.
Recordé cuando aprendí a correr en bicicleta. ¡Qué muchas veces fui a caer al
piso! Pero qué alegría cuando pude mantener el balance y salí corriendo en
ella. Recordé hasta el color de la
misma, era verde con crema y muy grande. No me pertenecía, era de una vecina
pero todos aprendimos a correr bicicleta en ella. Pienso que esto me enseñó a
no rendirme, a levantarme no importa las veces que caiga y continuar el camino.
También recordé el carrito que mi hermano hizo con latas de salchichas y
madera. ¡Qué mucho se divirtieron él y sus amigos llevándolo de un lado para
otro del camino! Eso me enseñó a darle valor a las cosas simples de la vida que
nos provocan satisfacción y felicidad. Otros recuerdos no son tan agradables,
pero cuando hoy vienen a mi mente, siento que fueron necesarios para poder
atesorar lo que tengo. Recordé el ruido, las risas, los juegos de mis hijos
cuando eran pequeños. Cuando a la hora de irse a la cama el padre les cantaba y
les hacía cuentos inventados; que cuando ellos pedían que los repitiera
inventaba otra historia y le seguía añadiendo. Recordé nuestro hogar repleto de
alegría, ruido, juguetes, gente y expresiones de amor. Recuerdos, recuerdos, recuerdos, ¡qué hermoso
recordar! ¡Gracias Dios por mantener mi mente alerta para poder tener estos
bellos recuerdos! (Rita E. Rivera Aponte)
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