Para meditar...

Si sabemos confiar en nuestro Dios, no estaremos desvelados durante la noche con el corazón atormentado por el temor, sino que echaremos nuestra solicitud en manos del Señor, sólo pensaremos en su gracia y tendremos un sueño dulce y reparador.  Él es nuestra paz, nuestro descanso, nuestro todo. En su seno dormiremos tranquilos en vida y en muerte.  Hoy es un día más para descargar nuestras preocupaciones y dejarlas en el Altar. (Renuevo)

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