Las escaleras de mi casa...

Las escaleras de mi casa… un lugar de vivencias y recuerdos. En ellas comparto con mis nietos: hablamos, inventamos cuentos y compartimos momentos especiales.  En muchas ocasiones me han servido de refugio. Precisamente, en estos días, me senté en el primer escalón de la parte de arriba de ellas y evoqué tantos recuerdos. Mi esposo la construyó con mucho esmero porque tenía que seguir las especificaciones indicadas por él; escalones anchos y un área de descanso entre cada una de ellas. Con mucho cuidado pensó en cómo subirlas en el momento de la vejez y por eso debían seguir esas especificaciones. También colocó bloques de cristal para permitir la entrada de luz natural. En esa área de descanso mi nieto pequeño juega con sus carritos y muñecos por largo rato.  Por ellas también desfiló una de mis hijas con su vestido de novia, mi hijo, todo un galán, vestido para su boda. Mis hijas con sus trajes largos para ocasiones especiales.  Ha sido un lugar donde mi familia ha compartido largas conversaciones. Ellas fueron testigo de la primera señal de la enfermedad cardíaca de mi esposo; cuando rodó por ellas en el primer mareo que tuvo antes de ser operado del corazón. Para mí, son especiales, han sido tantas las veces que he estado sentada en ellas y las lágrimas han brotado de mis ojos con mucho sentimiento. Ellas han sido testigos de mi soledad y tristeza, pero también de mis alegrías al compartir con mis nietos e hijos tantas vivencias de amor.  Las escaleras de mi casa… un lugar de vivencias y recuerdos.   Escrito por Rita E. Rivera Aponte (mayo de 2014)

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