Nada ni nadie nos puede apartar...

Porque sé que nada ni nadie puede apartarnos del amor de Dios. Ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni dirigentes, ni ningún poder, ni los sufrimientos presentes o futuros, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura viviente. ¡Nada ni nadie puede apartarnos del amor de Dios, que es nuestro, por Jesucristo nuestro Señor! Romanos 8:38-39

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