Quiero compartirlo (Rita E. Rivera Aponte)

¿Quién no recuerda lo que sucedió en Chile el 5 de agosto de 2010? El día en que 33 hombres quedaron atrapados en una mina. Lo que nadie imagino jamás fue que quedarían atrapados por más de dos meses y más aun que todos sobrevivirían. Anoche terminé de leer uno de los libros que narra los hechos. Quiero compartir con ustedes lo que más me llamó la atención de este libro. Luego de leerlo con mucho detenimiento lo que más me impactó fueron las palabras que dos de ellos dijeron tiempo después del rescate. Me llenaron de emoción, fe, esperanza, y convicción de cómo Dios dota a sus hijos de poder y fortaleza, pero más aun de cómo se refleja la luz de Dios a través de un verdadero creyente. Todos estuvieron de acuerdo en que ese hombre era distitnto y podía ayudarlos. A continuación algunos fragmentos del libro sobre el creyente al cual me refiero.
  • "Fue en ese momento cuando comienza a brillar la figura de José Henríquez, el minero de interminables batallas, quien gracias a su cercanía a la Biblia encuentra su rol natural, ser el guía espiritual del grupo. Él podía darnos un día equis, una palabrita de aliento, obvio con Dios y así empezó todo." (Expresiones de Víctor Zamora, uno de los 33, sobre Don José)
  • "Yo, aparte de no ser pastor y no ser guía espiritual soy una persona responsable. Es decir, llevo la verdad en mi vida, y yo sé que Dios es un Dios vivo, yo sé porque Él ha tratado conmigo, Él es un Dios que se manifiesta ante las personas. Por eso yo le decía a mis compañeros que cuando uno se entrega a Dios que Él siempre, siempre se manifiesta a uno." (Creyente Don José Henríquez)
  • "A Él no les costó perforar la mina para estar al lado nuestro. Ese es el espíritu de Dios que nos movía, que nos bendecía, que nos daba fuerza, la fortaleza necesaria para estar bien, ese era el espíritu de Dios que tocaba los corazones de los 33 mineros a través de la palabra del Señor. Eso es lo que yo puedo testificar, que el Dios vivo estaba tratando con nosotros." (Creyente Don José Henríquez)
  • "Teníamos dos oraciones al día, una a las 12 y otra a las 6 de la tarde. Nos metimos en una cadena de oración y así hacíamos plegarias sobre el mismo tema y empezábamos a hablar sobre la palabra del Señor, de sus mensajes. Como no teníamos Biblia, hablabamos de lo que yo sabía." (Creyente Don José Henríquez)

¿En un momento de crisis o tragedia, seríamos capaces también nosotros de hablar de lo que sabemos y dejar que la luz de Cristo ilumine a los demás con nuestro testimonio?

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