Reflexión

El águila a mitad de edad ya tiene el pico encorvado, las alas pesadas y las garras desgastadas y se le hace difícil dominar su presa y sobrevivir. Se va entonces a lo alto de un monte y contra una roca dura, golpea, lenta y dolorosamente una y otra vez su pico contra ella hasta que lo rompe. Espera pacientemente a que le nazca uno nuevo. Con su nuevo pico se saca las garras, lenta y dolorosamente y espera pacientemente hasta que le nazcan nuevas garras. Con sus nuevas garras comienza a quitar sus plumas, lenta y doloramente, una por una, y espera pacientemente hasta que todas nacen de nuevo. Después de este doloroso y lento proceso que le toma unos cinco meses, sube hasta lo alto del monte e inicia un nuevo vuelo hacia la otra mitad de su vida. ¡Un vuelo majestuoso hacia las alturas! !Qué gran ejemplo para nosotros! Tenemos que atrevernos a entrar en el proceso como el águila! Antes, durante y después Dios estará con nosotros. ¡Atrévete! ¡Levanta un nuevo vuelo majestuoso hacia las alturas!

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