A nuestro alcance...

La salvación es la presencia repentina y tranquilizante de Dios en medio de los mares tormentosos de la vida. Escuchamos su voz; damos el paso. Como Pedro, estamos consciente de dos cosas: nos estamos hundiendo y Dios está de pie. Por eso, abandonamos el Titanic de la autojustificación y nos paramos en el sólido camino de la gracia de Dios. Y para sorpresa nuestra, podemos caminar las aguas. La muerte queda desarmada. Los fracasos son perdonables. La vida tiene un verdadero propósito. Y Dios no sólo está a la vista, sino que está a nuestro alcance. (En el ojo de la tormenta)


Este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (1ra Juan 5:11-12)

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