Para meditar...
Cuando dices: "El Señor es mi Pastor," recuerda que Él se encarga de tu vida. Como tu pastor, vigila para asegurarse de que permanezcas en el redil. Te ama incondicionalmente, aunque a veces te alejes de Él. Te protege del peligro, provee todo lo que necesitas y te consuela cuando estás triste. Cura tus heridas y calma tus temores. Cuida de tus relaciones cuando se vuelven inestables. Te baña con su Espíritu cuando buscas su rostro y se comunica contigo en formas que puedas entender. ¡Puedes depender de Él! (Gozo para el Alma) "Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús." (Filipenses 4:19)
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