Dios es nuestro Guardador y Refugio
Durante la tarde de ayer tuve la oportunidad de acompañar a alguien, a quien aprecio mucho, en la celebración de una vida. Sí, la ocasión fue una oportunidad de celebrar la vida de una persona que ya no estará más físicamente entre nosotros pero que sus logros y afectos le seguirán. Les confieso que durante el camino hacia la iglesia, muchos recuerdos acudieron a mi memoria. Momentos gratos de la juventud de esta persona con la cual compartí en reuniones familiares. Fui testigo del amor que todos profesaban hacia ella, en especial sus padres, era la hija mayor de un hermoso matrimonio que apreciamos mucho. Pensaba en ellos y cómo en menos de un mes habían perdido a dos de sus hijos. Uno por un fallo cardíaco mientras dormía y a ella en forma trágica aún bajo investigación. ¡Dios mío! pensé: ¡Cómo debe estar el corazón de esa madre! Se supone que por ley natural los padre nos vayamos primero, no los hijos, y en menos de un mes perder dos de sus cuatro hijos tiene que ser una experiencia desgarradora. A mi mente vino Job, perdió todo y aún así no dejó de creer en Dios como su guardador y refugio. "Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendecido." Durante todo el servicio la fortaleza, entereza y confianza en Dios como guardador y refugio se pudo palpar en esta familia, muy en especial en los padres. Fue el padre quien tocó magistralmente al piano todos los himnos del servicio. Fue la madre quien se dirigió a los presentes y sus palabras llenas de fe nos impactaron a todos. Fue su hermana y su hija quienes contaron algunas anécdotas sobre ella que nos hicieron reír, lo hicieron con mucho respeto, amor y admiración. Verdaderamente el estar presente en ese lugar y en ese momento fue edificante para todos aún en medio del dolor y la pérdida. ¡Dios es nuestro Guardador nuestro Refugio! ¡Sea a Él la gloria y la honra siempre!
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