Un regalo muy especial

El verano del año 2009 fue uno de mucha preocupación para mí. Durante ese tiempo estuve haciéndome una serie de pruebas en el Hospital Auxilio Mutuo por indicaciones médicas. Pasé por una biopsia porque creían que el cáncer que había tenido hacía un año atrás estaba de regreso pero en otras áreas. Mi esposo me acompañó todo el tiempo y fue mi cómplice en no decir nada a nuestros hijos para no preocuparlos nuevamente. Sé que él sufrió mucho pero no lo demostraba, todo el tiempo estuvo ahí, a mi lado, dándome ánimo y fuerzas. Me decía que todo iba a salir bien, para la gloria de Dios así fue. Cuando el médico nos dio los resultados de la biopsia y nos indicó que los tumores eran benignos que no había regresado el cáncer, los dos comenzamos a llorar como nenes pequeños. De regreso a nuestro hogar nos detuvimos en el Centro Comercial Montehiedra para comer algo. Luego de comer, nos detuvimos en uno de los kioscos del pasillo y allí mi esposo me compró un hermoso collar. Un collar precioso, de plata con piedritas de distintos colores. En el momento de entregármelo me dijo estas palabras: "Este será el collar de la alegría. Cada vez que te lo pongas recordarás este día tan feliz." El collar es precioso pero para mí el valor y significado del collar es mucho más porque cada vez que me lo pongo recuerdo con el amor y convicción que él me dijo estas palabras. Quién iba a decir que fue él quien falleció de cáncer tres meses después de este día. A veces me preguntó, si en su oración por sanidad para mí pidió para él ese dolor tan grande. Solamente Dios lo sabe. Sí, verdaderamente fue y es un regalo muy especial que siempre me recordará ese momento y a ese hombre que tanto amé y me amó. ¡Dios está en control de nuestras vidas siempre, a Él sea la gloria! (Escrito por: Rita E. Rivera Aponte)

Él siempre ha recordado Su pacto, la promesa que Él ha hecho que durará para todas las generaciones futuras. Salmo 105:8