Escribir... Vivirla...

Podemos escribir artículos muy profundos sobre religión, espiritualidad, santidad; para revistas, periódicos, libros y hasta un blog pero cuando se trata de la Palabra no basta con escribir. ¡La Palabra hay que vivirla! De que vale que se escriba bien bonito sobre Dios y sus promesas, sino se cree en ellas. Qué sentido tiene citar la Biblia y conocer de memoria sus pasajes, sino vivimos de acuerdo a los mandamientos que Dios nos dio. Cómo guiar a otros a conocer y vivir la Palabra, sino damos testimonio del cambio operado en nuestras vidas. No somos perfectos, somos pecadores, pero tenemos que hacer como Pablo: "proseguir al blanco", o sea, cada día debemos orar y dejarnos guiar por Dios, creer en Jesucristo como nuestro único Salvador, obrar el bien, aumentar nuestra fe, conservar la esperanza y creer en una Vida Eterna con Cristo.


¡Lee, escudriña, escribe, pero mejor aún vive la Palabra cada día de tu vida terrenal! No te dejes provocar por aquellos que vienen como ovejas y son verdaderos lobos. No dejes que otros te hagan sentir culpable por acciones que ellos mismo provocan. Dios nos dio libre albedrío (voluntad) y cada uno es responsable de sí mismo, la salvación es personal. ¡El plan de Dios es perfecto! ¡A Él sea la gloria y honra! (Escrito por: Rita E. Rivera Aponte)


De manera que si alguien pertenece a Cristo, es una nueva persona. La vida antigua terminó, y ha empezado una vida nueva. 2da Corintios 5:17

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