Primavera



La primavera es una de las estaciones del año más bella. La naturaleza parece reír de alegría, recobra su hermosura. Los árboles y las flores resaltan en su esplendor de colores. En el área que vivo hay unos árboles de flores amarillas que sobresalen en su belleza, sus flores son tan brillantes que resplandecen como el sol. En estos días los observé con detenimiento y pensé en la semejanza de ellos con nuestras vidas antes y después de conocer a Cristo. Antes: muertos en vida, secos, sin color, sin brillo, tristes. Después: brillan, resplandecen, se distinguen, contagian a otros con su esplendor, alegría y esencia espiritual. ¡Qué maravilla su creación! ¡Qué maravilla tener a Jesucristo como Salvador! Él nos transforma, nos da vida, color y nos hace resplandecer! No permitas que nada ni nadie te quite esa bendición. ¡Brilla, resplandece, porque Jesucristo, Nuestro Redentor y Salvador es real! (Rita E. Rivera Aponte)

De manera que si alguien pertenece a Cristo, es una nueva persona. La vida antigua terminó, y ha empezado una vida nueva. (2da Corintios 5:17)

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