Vida después de la vida

Un conocido caricaturista dibujó en una ocasión a un grupo de acongojadas orugas que trasladaban a un capullo vacío a su última morada. Vestidos de luto, los gusanos lloraban pesarosos, mientras una bella mariposa revoloteaba alegremente sobre la Tierra, libre para siempre. El caricaturista se propuso representar a un entierro típico y hacer ver que cuando fallece un ser querido es absurdo lamentarse por el capullo y fijar la atención en los restos mortales, olvidando a la preciosa mariposa. (Tomado: Vislumbres del Cielo)

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