En el mundo de Dios...

En uno de los mitos griegos, un anciano llamado Sísifo, empuja una enorme roca hacia lo alto de una colina, pero no consigue alcanzar la cima. Al aproximarse a la meta, siempre pierde la fuerza y deja caer la piedra, sólo para verla rodar hasta el pie de la colina. Entonces, regresa y comienza a empujarla hacia arriba otra vez. Lo que necesitamos realmente es permitirle a Cristo colocar Sus manos sobre las nuestras y utilizar Su fuerza para empujar la roca. Siempre que lo hagamos, la piedra no descenderá a la base de la colina, ni siquiera cuando desmayemos por escasear en nosotros los elevados ideales de la vida cristiana. El fracaso no demanda arbitrariamente que regresemos al pie de la colina, en cambio, Dios nos acompaña en todo lugar y nos conducirá hacia adelante en nuestro caminar con Él. Si estás tentado a amilanarte cuando las cosas parecen no funcionar bien, recuerda a Sísifo y las palabras de Frederick W. Robertson: "En el mundo de Dios, no existe el fracaso para aquellos que le pertenecen." (Amanecer con Dios)

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