Cristo repara

Trato de tomar el agua fría que me tiran encima, la caliento con mi entusiasmo, y la uso para ir a todo vapor hacia adelante. En el largo viaje, procuro amar y vivir en la fortaleza del Señor. Al final de cada día, antes de taparme con la cobija, le entrego todos mis problemas al Espíritu Santo. Me alegra saber que se queda levantado hasta tarde para tratar con ellos. ¡Luego me duermo con la certeza de que las cosas quebrantadas se convierten en bendiciones si dejo que Cristo se encargue de la reparación! (Bárbara Johnson)
Hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Gálatas 6:10

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