Días amarillos y días grises
En la vida de todo ser humano siempre ha habido y habrá días amarillos y días grises. Cuando todo te sonríe, cuando gozas de salud, cuando todo marcha bien, cuando tienes trabajo, cuando amas y eres correspondido, cuando tienes a tu familia, cuando cuentas con tus amigos; esos son días amarillos. Amarillos porque son brillantes como el sol, penetran hasta lo más profundo de tu alma y te hacen sentir vivo. Por otro lado, cuando te sientes enfermo, cuando sientes que ya no te quedan fuerzas para luchar, cuando te sientes abandonado, cuando percibes que no eres amado, cuando te quedas sin trabajo y sin amigos, cuando perdiste a un ser que amabas tanto; esos son los días grises. Grises porque no tienen color, te hacen sentir tristeza, melancolía, dolor y también penetran hasta lo más profundo de tu alma y te hacen sentir perdido. Por eso es que, Dios en su infinita misericordia, ha hecho provisión para nosotros porque sabe que a lo largo de nuestra vida vamos a tener ambos días. Así que, Él se manifiesta ante nosotros con su amor, su compasión, su comprensión y aceptación, no importa cuál sea nuestro día. Él siempre está ahí para... amarnos, consolarnos, perdonarnos, aceptarnos y sostenernos entre SUS BRAZOS. ¡Gracias Dios por tu presencia y amor! (Escrito por: Rita E. Rivera Aponte)
Cuando alguien tropiece, no quedará solo, porque el Señor lo sostiene de Su Mano. Salmo 37:24
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