El aroma del hogar

Nochebuena, víspera de Navidad, una noche llena de emociones. Hoy llegan a mi memoria recuerdos de mi niñez que son imborrables. Durante este día mi madre preparaba el sabroso arroz con dulce y yo esperaba con impaciencia que me diera "la sopita". Eso era el líquido sabroso con que se cocinaba el arroz. Ese olor a canela, anís, clavos llenaba cada rincón de la casa. Todavía hoy, a mi edad, puedo percibir ese aroma del hogar. El dulce hogar que mi madre creó para mis hermanos y para mí, un hogar humilde pero lleno de amor. No sé cómo, eran tiempos de escasez, pero mi madre siempre repartía a todos los vecinos su platito de arroz con dulce. En la noche asistíamos a la iglesia y en muchas ocasiones fui el ángel que cargaba al Niñito Jesús hacia el pesebre. Recuerdo una ocasión en que por poco el Niñito se me cae de los brazos, era tan solo una niñita de 6 años, el niñito era de verdad y yo tenía sueño. Mis recuerdos de la niñez en este día no son de compras en centros comerciales, ni regalos costosos o la prisa por llegar a algún lugar. Mis recuerdos son hermosos momentos de compartir familiar. Hoy pido a Dios que cuando todas las familias se reúnan en sus hogares todos juntos en armonía, alegría y amor respiren el verdadero sentido y espíritu de la Navidad. Mi familia y yo intercambiaremos regalos pero más que eso compartiremos alegría, amor, tolerancia y celebraremos el Nacimiento de Nuestro Señor y Salvador. ¡Te invito a que hagas lo mismo en tu hogar! ¡Feliz Navidad! (Escrito por: Rita E. Rivera Aponte)


La vida cristiana nos da mucho; nos sentimos felices cuando nos damos cuenta de lo que tenemos. (1ra Timoteo 6:6)

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