La indiferencia
La indiferencia causa más dolor que una herida de navaja y deja cicatrices mucho más profundas. Detente y toma un tiempo para ser sensible ante el dolor y sufrimiento de los demás. No seas indiferente ante las situaciones que acontecen a tu alrededor y mucho menos ante las de tus seres queridos. Dios no es indiferente al dolor de sus hijos siempre envía ayuda, apoyo, paz, consuelo, en el momento preciso. Se tú uno de los enviados de Dios para dar paz, consuelo, sostén, apoyo y refugio a los demás. ¡Somos hijos de Dios y como tal debemos actuar! (Rita E. Rivera Aponte)
Tú me has expuesto a muchos problemas de todo tipo. Sin embargo, Tú me harás fuerte otra vez. Y me levantarás una vez más de lo profundo de la tierra. (Salmo 71:20)
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