En memoria...
"Amanece: ¿no veis, a la luz de la aurora, lo que tanto aclamamos la noche al caer?" El compositor de estas palabras, Francis Scott Key, estuvo parado en los puentes de un barco y fue testigo de una terrible batalla naval. Con los últimos rayos del sol, vio la bandera que ondeaba en un fuerte distante. En toda la noche, lograba ver la bandera de la nación durante los relámpagos de luz de los fogonazos de los cañones. Aun así...¿vería su bandera, el símbolo de su libertad, ondeando al amanecer? ¿O vería ondear otra bandera en su lugar y la batalla perdida? En la última estrofa del himno nacional de los Estados Unidos, declara la respuesta: "Y desplegará su hermosura estrellada, sobre tierra de libres, la bandera sagrada." Nuestro nivel de fe al final de un día quizás sea similiar al de Francis Scott Key esa noche fatídica. Tal vez hemos estado en una batalla contra el enemigo de nuestra alma, hemos sentido la presencia de Dios en nuestra vida, pero el ataque ha sido tan fuerte que nos damos vuelta y nos movemos durante la noche, preguntándonos qué va a traer la mañana. Cuando la luz del sol se abre paso en el amanecer, la luz de la verdad de Dios dice: ¡Estás vivo, Dios sigue contigo y no te derrotarán! (Desayuno con Dios)
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