Dios nos creó para ser felices. Dios nos creó libres y perfectos. Dios nos creó con propósito. Dios nos creó seres capaces de recibir y dar amor. ¿Por qué nos empeñamos en no ser felices? ¿Por qué nos sentimos a veces solos y sin propósito? ¿Por qué? ¿Por qué? Precisamente ahí está nuestro problema, en los porqués. ¡Nosotros tenemos que celebrar la vida y dejar de preguntar tanto! ¡Atrévete a vivirla! ¡Celebra la vida en este momento! Te invito a que aceptes cada instante de tu vida, cada segundo, cada mañana, cada atardecer, cada día de lluvia, cada atardecer, cada día triste, cada día de sol, cada día alegre, cada situación, cada circunstancia, cada persona, cada expresión de amor, en fin todo lo que te acontece. Además, debes de: agradecer, reír, llorar, abrazar, besar, amar y dejarte amar, alabar, reconocer y aceptar a tu Creador. ¿Sabes? Haciendo todo esto, estás celebrando la vida y más aún estás viviendo la misma y le estás dando propósito. ¡Eso creo yo!