La brevedad de la vida - Rita E. Rivera Aponte

La vida pasa tan aprisa. Basta con observar a un niño cuando nace, en unos cuántos meses crece tan rápido que es necesario actualizar su guardarropa porque nada le queda. Miramos a nuestros hijos y recordamos que hace unos años atrás los sosteníamos de nuestras manos para caminar. Hoy, los vemos pasando ellos mismos por ese camino con sus propios hijos. La vida es tan corta que no podemos desperdiciarla en trivialidades o pequeñeces. Tenemos que aprovechar cada segundo de la vida en hacer el bien, en brindar lo mejor de nosotros a los demás, en llevar la felicidad a cada uno de los que amamos, en dedicar nuestro tiempo y esfuerzo hacia lo verdaderamente importante. ¿Para qué pasar la vida en amargura? Es mucho mejor vivirla con alegría y aunque en ocasiones ella nos trae muchas tristezas, debemos tratar de superar las mismas y enfrentar las realidades con gallardía. Sé que no es fácil, claro que no, pero no es imposible. Muchos lo han logrado, ¿por qué no podemos lograrlo nosotros? Te invito a que lo intentes. Dios estará contigo en cada uno de los momentos que lo intentes y te sostendrá. ¡Comienza ahora mismo, sé que lo lograrás!

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