La salvación es personal - Rita E. Rivera Aponte

Durante el día de ayer escuché un programa radial donde el "issue" principal era la discusión sobre si los hijos de los políticos, por el simple hecho de ser sus hijos, debían ocupar la posición que dejaban sus padres al morir. Las llamadas telefónicas de los radioescuchas fueron muchas y como en mi país el fervor político es la orden del día, me quedé con la boca abierta al escuchar cómo las personas defendían este punto con tanto fanatismo. Entonces, vino a mi mente el tema de la salvación. ¿Estarían estas personas dispuestas a defender este tema con la misma convicción y fervor? Pensé: ¡qué fácil! porque mi papá y mi mamá asistían a una iglesia, eran buenos y más que eso aceptaron a Jesucristo como su Salvador, yo entonces voy derechito al cielo porque soy su hija, o sea, por herencia. NO, JAMÁS, podré ser el mejor ser humano del mundo, tener una familia modelo, pero la salvación no viene por herencia. La salvación es personal, o sea, individual, cada uno tiene que reconocer y aceptar a Jesucristo como Salvador, arrepentirse de sus pecados y vivir una vida de fe y testimonio si queremos esa salvación eterna. Así, que le digo a esas personas que tanto se preocupan por quien ha de ocupar la posición que ha dejado un buen hombre al morir, que miren primero las cosas de arriba que las demás vendrán por añadidura y que la salvación no es por herencia. La Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, quien murió en la Cruz del Calvario, resucitó y volverá nuevamente por los suyos, es el único medio para lograrla.

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