Testimonio (Amanecer con Dios)

La vida de un hombre es siempre más convincente que sus palabras. Cuando el hombre habla de sus valores, sus hazañas son consideradas como dólares y sus palabras como centavos. Si su vida y doctrina están en desacuerdo, la multitud acepta sus costumbres y desecha su sermón. Porque alguien está siempre prestando atención.

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